Hay situaciones que dan escalofríos solo de pensarlo, imaginar a Bernardo Arévalo siendo presidente durante la pandemia Covid 19, ni siquiera un escenario novelesco brotado de la imaginación de un escritor de ciencia ficción se asoma a la debacle que en la realidad pudo haber pasado. Si en siete meses de gobierno, con todas las condiciones para gobernar decentemente ha llevado al país a una calamitosa situación y en lugar de resolver la problemática del país se ha dedicado a viajar y entablar batallas con derrotas anticipadas en contra de la Fiscal General, La Corte de Constitucionalidad y diputados que no acceden a sus caprichos.
En estos siete meses Arévalo ya tiene una deuda con los guatemaltecos, esto debería ser un ejemplo para quienes en el futuro buscarán la presidencia, se desgañitó en campaña diciendo que un 40 por ciento del presupuesto se iba en corrupción y ahora al frente del gobierno en vez de pedir la reducción de ese 40 por ciento exige más dinero, si ese porcentaje se iba en corrupción ahora lo quiere incrementar pero seguramente para que vaya a parar a las caletas del Pacto de Corruptos recargado, lo único que este Pacto de Corruptos es el bueno, al que hay que aplaudirle todo lo que ellos mismos criticaron en el pasado reciente.
Y es que hasta la vicepresidente Karin Herrera ha sido relegada y su lugar ha sido tomado con la venia de Arévalo por la primera dama Lucrecia Peinado, recientemente en una actividad de la Embajada de Estados Unidos en Guatemala, relegaron a Herrera a una situación humillante, sin la presencia del mandatario al dar la palabra a la representación del gobierno se la concedieron a la señora Peinado lo que provocó una salida temprana de Karin de esa reunión. El Presidente al parecer no la toma en cuenta y por eso es que el protagonismo de la vicemandataria en estos siete meses ha sido opaco y casi nulo en las decisiones que se toman en el Palacio Nacional.
Este gobierno está destinado al fracaso, la primavera que le ofrecieron a los guatemaltecos se ha venido convirtiendo en otoño, pasando del color verde al color amarillo, más de un año tuvieron para mostrar que estaban listos para gobernar, seis meses de transición y seis meses de gobierno y solo han logrado desbaratar al estado, los cientos de procesos para reparación y construcción de carreteras que les dejó el gobierno anterior los desecharon y hasta la fecha no han iniciado un solo proceso a pesar de contar con el presupuesto más alto de la historia. La semilla no germinó y en su lugar surgieron hiedras venenosas.
Por eso, al ver como el país se cae a pedazos y la Guatemala profunda se hunde debatiéndose en la pobreza y miseria por los altos costos de vida, dejamos en el imaginario de nuestros lectores la idea de lo que hubiera pasado a este país si a Bernardo Arévalo le habría tocado enfrentar una pandemia al inicio de su gobierno. De no ser por la dura realidad que enfrentamos, este tema estaría bueno para soltar una hilarante carcajada, sin embargo, al paso que vamos la vida de los guatemaltecos se convertirá en una tragicomedia de la cual vamos a querer salir de inmediato. De pena ajena, por querer salir de las llamas, caímos en las brasas.