Para entender el encono del presidente Bernardo Arévalo en contra de la fiscal General Consuelo Porras es necesario remontarse a los inicios.
Todo surge porque a la Fiscalía contra la Impunidad que dirige Rafael Curruchiche llegó una denuncia por posibles anomalías en la inscripción de afiliados para la creación del partido Semilla lo cual se logró constatar, entre los afiliados aparecían personas que habían muerto antes de ser afiliadas y otras que sin consentimiento aparecieron en ese padrón, cabe destacar que los indiciados Samuel Pérez y Bernardo Arévalo contrataron una empresa para recolectar firmas y afiliar gente para lo cual pagaron varios miles de quetzales.
Esto ya era indicio de un fraude de ley que bien podía impedir la toma de posesión de Bernardo y sus diputados, el problema aquí no era Curruchiche, la única persona que podía ordenar su remoción es la Fiscal General, de esa cuenta y bajo el peligro de no tomar posesión y en la actualidad que sean encauzados penalmente han encabezado una peligrosa aventura para quitar a la Fiscal, luego remover a los fiscales incómodos para luego desaparecer los expedientes y parte sin novedad.
Esa es la fijación que tiene Arévalo con la Fiscal General, quitarla del camino para no tener que responder ante la justicia por el fraude de ley cometido, un estadista cualquiera que sabe que no ha cometido delito alguno se pone a disposición de los órganos de justicia, en el caso del malogrado presidente prefiere sacudir la alfombra para no tener que ser investigado.
Y es que; si Arévalo logra destituir a la Fiscal General, después vendrá la disolución del Congreso y luego las Cortes de Justicia, los pocos adeptos que le quedan al mandatario poco a poco lo irán dejando solo y no queda la menor duda que terminará en el exilio, por eso a marchas forzadas destituyó a la Ministra de Comunicaciones para nombrar a un aliado que también tiene cuentas pendientes con la justicia por este caso y por lavado de activos. Aprovechó este arriesgado paso para blindar de inmunidad a Felix Alvarado con la mal utilizada figura del antejuicio.
Así que, la sorda batalla de Bernardo Arévalo contra la fiscal no es por otra situación más que verla fuera de cualquier investigación en su contra y para eso ha utilizado a sectores que le creyeron el cuento y que sin saber la verdad lo siguieron y apoyaron en el blindaje que busca para no terminar en la cárcel o en un país amigo, de él.
Hace dos meses que nació este proyecto periodístico nos dedicamos a investigar si existe alguna anomalía o acto de corrupción en la ejecución del presupuesto del Ministerio Público, resulta que no, buscamos además si existe alguna empresa que haya sido favorecida por tener vínculos con la Fiscal y su círculo cercano y, tampoco.
¿Entonces cual es el encono e insidia de Bernardo Arévalo contra la Fiscal General?
Simple y sencillamente porque no quiere ser investigado y que se descubra toda la podredumbre que existe con su ascenso al poder en donde no solo está él vinculado sino varios diputados de Semilla y gente de su círculo cercano. Para ponerle la tapa al pomo, la nueva investigación del Ministerio Público en contra de una ONG estadounidense por supuesto tráfico ilegal de niños y niñas para utilizarlos sexualmente y que involucra a quienes apadrinaron su llegada al poder lo tiene más preocupado y severamente presionado por sus amigos del norte. Claro está, la cruenta batalla de Arévalo contra la Fiscal General no es porque ella sea corrupta, es única y sencillamente para blindarse y evitar en un futuro cercano rendir cuentas de sus tropelías y abusos para llegar al poder y en el ejercicio del mismo.
